Sobre mi.

Mi foto
Agustina apellido no importa. 18 años. Libre. Con un amor. Tierna, incorrecta, especial.

Seguidores

lunes, 19 de septiembre de 2016

Todo cambia.



Siempre encontré en tu mirada un amor incondicional, encontré fidelidad, encontré compromiso a mi, a verme, a cuidarme, a sentirme respetada todos los días de mi vida. Encontré alguien que me defienda de cualquier mal, que alce la mano cuando nombren a alguien afortunado, que sea el primero en levantar la voz si hablaban de alguien que tenía todo lo que necesitaba para ser feliz. Te veía y sentía plenitud, que estabas satisfecho conmigo, que no necesitabas absolutamente nada más que mi mano. Y esa perfección un día se fue, y aún pasando más de un año desde que todo se derrumbó todavía no tengo las respuestas de porqué sucedió todo esto. Que hice mal, que hicimos.
Se que peleamos, se que confrontamos, que había cosas que no nos conformaban, que queríamos algo diferente en algunas ocasiones.
Se que fui muy transparente al hablar de mis miedos, de mis enojos, de mis desilusiones, se que en muchos casos no use las palabras correctas. Se que herí y por demás.
Y quizá ese sea un motivo por el que tenías menos ganas de amarme. ¿Por que amar a alguien que te odia cuando está enojada? ¿Por que amar a alguien que se le dificulta darte libertad? Que apenas sabe vivir sin pensarte, sin cuidarte. Por que... para que?.
Parecía algo como casi enfermizo de mi parte, una especie de obsesión no?
Si, es cierto. Me sentí obsesionada. Y quisiera que me digas cómo te sentirías vos si la persona con la que mejor te sentís ya no te mira, ya no te admira, ya no te sonríe como siempre. Como no obsesionarte a tratar de tenerlo, de encerrarlo. Solo y únicamente por miedo a que se vaya y que todos esos momentos hermosos que viviste se vayan y no vuelvan jamás. Por que si algo había entendido con esta relación, es que las cosas se van volando.
Y toda esa dulzura que me brindaste, esas miradas con sorpresas, esas sonrisas cada vez que aprendías algo de mi, cada vez que yo hacía algo que te encantaba. Esa locura, ese amor, eso se fue y no lo vi ni pasar.
Y no tenés ni idea el dolor que tengo por saber que ya nada queda de eso, como recupero tu inocencia? tu timidez al mirarme? Si ahora solo me miras con burla, seguramente muchas veces con lástima, otras por costumbre. Soy una costumbre para vos. Algo que está y si no estuviese sería exactamente lo mismo. No cambiaría en nada, nada.
Ser tan insignificante para vos es uno de los peores dolores que tengo. Pero el peor dolor, es que vos seas todo y cada parte de mi mundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario